El encuentro íntimo

El encuentro íntimo

Serie de artículos escritos por Maite Domènech, inspirados en casos reales de personas  que han pasado por sus cursos y terapias durante su larga trayectoria profesional.
Estos artículos tienen el objetivo de aportar consciencia y recursos  prácticos al  día a día del lector, de una manera fresca y sencilla.

 

Hoy he tenido una sesión con una pareja que me ha hecho reflexionar sobre lo poco conscientes que somos los seres humanos de que la vida es, justamente, esto que nos está ocurriendo ahora, que el único espacio en el que nos podemos amar, es este, en el aquí…

Ana y Juan son una preciosa  pareja madura que, según me cuentan, se  adoran, pero no saben encontrarse, no saben conectarse ni ir hacia la intimidad.

Me explican que ambos sienten un  anhelo profundo el uno del otro, sienten la necesidad de acariciar sus almas pero no encuentran el camino para ir hacia ellas, me dicen apenados que se pierden  en la superficie, en la logística diaria.

Cuando les pregunto cómo es su día a día, me responden que llevan 3 años haciendo crecer un negocio, y que toda su energía esta puesta en el proyecto, que ahora es el momento de apostar por ello, y que saben que en un par de años ya podrán relajarse.

Esto en la práctica significa que tienen horarios cruzados, que llegan a casa muy cansados, que su mente está constantemente ocupada y preocupada por sacar el negocio adelante, y proyectada en lo felices que serán cuando puedan descansar y abrazarse sin mirar el reloj.

Su historia me hace reflexionar…

Una gran mayoría de parejas viven así, instaladas en el futuro, supeditadas a su mente, delegando la intimidad al final de la lista…

Y luego vienen pidiendo un milagro… se quejan pero no priorizan, se lamentan pero no sueltan…

Para que una pareja pueda sentirse el uno al otro, intimar profundamente y calmar sus almas, deben aprender a crear espacios donde  vivir en el ahora, en este instante…Deben aprender a delegar a un segundo plano todo aquello que les aparte de la unión sagrada.

Lo primero  a lo que invito a Juan y a Ana, es a coger sus agendas y concertar una cita semanal con ellos mismos. Les recomiendo, como mínimo, un par de horas de encuentro.

Me miran como si estuviera loca, y al unísono empiezan hablar rápidamente lanzando exclamaciones como… imposible, no tenemos tiempo, los niños, los horarios caóticos, el cansancio…

Les dejo hablar…

Poco a poco se van calmando, poco a poco ellos mismos se dan cuenta de la locura en la que viven…

Y les pregunto… ¿de verdad queréis ahondar en vuestra relación, sinceramente queréis fortalecer vuestra unión?

Porque si realmente lo deseáis profundamente tendréis que empezar a tomar decisiones.

Y la primera es honrar vuestra relación y dedicarle tiempo. Ponerle consciencia. Vuestros corazones necesitan calma, necesitan unión y quietud, y  para que eso se pueda manifestarse hace falta tiempo y compromiso.

Ana y Juan se miran, sonríen y dicen que buscaran ese tiempo y que seguro que lo podrán arreglar quitando tiempo de TV por la noche,  dejando a los niños a los abuelos o incluso tirando de amigos.…

Lo más importante ya está hecho, ya tienen su cita semanal, ya tienen un espacio de encuentro en el ahora y es desde ahí que  podrán empezar a construir su relación sagrada y a calmar la sed de sus corazones.

Les doy alguna idea para empezar con sus citas semanales, como por ejemplo que las dediquen a darse algún masaje sensitivo, a hacer algún ejercicio de respiración, les comento que esto les ayudara a desconectarse de la mente y les unirá a un nivel más profundo e íntimo, también les indico, que pueden preparar una deliciosa bañera y que el uno bañe al otro en silencio, cuanto menos hablen más sentirán.

Hay muchas maneras de poder conectar con nuestra pareja, pero lo principal, lo esencial es que decidamos que Ahora es el mejor momento.

Recordémonos que la vida está ocurriendo aquí, está claro que hay cosas importantes que solucionar en nuestras vidas, pero no hay NADA tan  importante como escuchar  y ser fiel a lo que está reclamando nuestro cuerpo y nuestra esencia. Si esto está en paz el resto está en orden.