Una Maestra Del Tantra Nos Enseña Todos Los Secretos De Esta Práctica Milenaria

Una Maestra Del Tantra Nos Enseña Todos Los Secretos De Esta Práctica Milenaria

¿Una práctica sexual?, ¿una técnica para hacer el amor durante horas sin descansar?, ¿un ritual pornográfico? Resulta difícil decir exactamente qué es el Tantra pero, si algo está claro, es que no se ajusta a ninguno de estas tres opciones. Al menos, no únicamente. Maite Domènech, maestra de este método desde hace más de 17 años, aporta esta clara, aunque abstracta, definición: “se trata de un conjunto de herramientas para llegar al ser y a la quietud, para desconectar de esta máquina imparable a la que llamamos mente. Es un método para llegar a la paz”. Clica para mas información.

Disfrutar el masaje en pareja

Disfrutar el masaje en pareja

En el antiguo Japón, una mujer vivía atormentada porque ya no amaba a su marido. Según la ley, sólo se podían divorciar si ambos accedían a ello. Pero el marido, de buena posición social, quería evitar el escándalo a toda costa y se negaba rotundamente a la separación, aunque él tampoco sentía ya ningún afecto por su esposa.

– ¡Seguirás conmigo hasta el final de mis días quieras o no! –le decía él.

Tanto le repetía aquella frase que, al cabo de un tiempo, la mujer decidió visitar a un monje budista y, con lágrimas en los ojos, le pidió que le enseñara la manera de matar poco a poco a su marido sin despertar sospecha. Ya no veía otra solución. El monje le contestó que conocía la forma perfecta para que ella consiguiera su objetivo y empezó a enseñarle un tipo de masaje mediante el cual podría acabar gradualmente con su desconsiderado esposo.

–Practícalo todos los días y vuelve a verme dentro de un mes. Tu problema estará resuelto –dijo el monje.

Pocas semanas después, la misma mujer volvió a ver al monje en estado de gran agitación. El monje empezó preguntando si su método funcionaba, pero la mujer, muy ansiosa y entre sollozos, sólo repetía una cosa: que le enseñara inmediatamente a deshacer el daño que pudiera haber infligido a su esposo.

–Pero, ¿ya no quieres asesinar a tu marido? ¿Qué te ha hecho cambiar de opinión? –preguntó el monje.

–Al principio me dediqué con mucho ahínco a darle los masajes a mi marido.

Con cada uno de ellos, ya lo veía más cerca de la tumba. Pero, al cabo de unos días, noté que me relajaba. Y, en poco tiempo, empecé a encariñarme con él y creo que él conmigo. Enséñeme a detener el mal que le haya podido hacer, ¡ya no quiero separarme de él!

El monje, sonriendo, le explicó que nunca había tenido la intención de enseñarle la forma de dañar a nadie, sino todo lo contrario.

Le había enseñado un masaje para unirse a su esposo, hallando así el amor y la armonía en su vida familiar.

El anterior cuento es un ejemplo de los beneficios que nos puede aportar el contacto. Y es que el tacto es la forma más honesta de comunicación. Pero no sólo eso, además, el contacto afectuoso es literalmente una fuente de nutrición indispensable para la supervivencia. Se puede decir sin exagerar que los seres humanos nos alimentamos también a través de la piel.

En 1965, el médico austriaco René Spitz, publicó un estudio donde explicaba que el 30% de los niños recluidos en orfanatos no sobrevivían a su primer año de vida porque no recibían contacto afectuoso continuado. El estudio de Spitz aportó las pruebas de algo que ya sabían todos los médicos por su práctica clínica: las caricias son indispensables para la subsistencia de los niños.

Esta necesidad no disminuye con la edad adulta. Todo ser humano tiene la íntima necesidad de ser tocado y de tocar. De disfrutar del contacto de una caricia o un abrazo. De sentir que es reconocido y aceptado con una palmada en la espalda o un sutil apretón en el brazo. Lo que ocurre es que, a medida que nos hacemos adultos, a veces crecen con nosotros barreras que nos impiden disfrutar de todas esas formas de contacto.

Según lo que experimentamos en nuestra infancia y juventud respecto al contacto, vamos adoptando unos patrones de  comportamiento definidos a la hora de relacionarnos con el cuerpo del otro.

Si creemos que el cuerpo es algo sucio –el nuestro o el del sexo opuesto, difícilmente disfrutaremos con su tacto. Si pensamos que no somos merecedores de recibir atención ni amor, raramente encontraremos el momento de dejar que nos toquen. Si hemos crecido en un hogar donde el contacto físico no existía, nuestra rigidez será evidente ante un abrazo.

Pero todos los humanos nacemos con un cuerpo totalmente receptivo, que responde a todos los estímulos ya sean auditivos, visuales, táctiles, gustativos u olfativos.

Un bella forma de reestablecer el canal del tacto y aprovecharnos de sus múltiples beneficios es la práctica del masaje.

Practicar el masaje en pareja es una preciosa manera de crear lazos de unión con la persona amada. Ayuda a no entrar en la rutina y a reavivar la pasión en la relación.

Además, cualquiera puede dar un buen masaje; no es necesario ser un experto diplomado, aunque sí existen algunas claves para disfrutarlo plenamente. La primera de estas claves es empezar sin expectativas sexuales. Para dar un buen masaje es imprescindible permitirse jugar por jugar sin la búsqueda de ningún fin. Esto posibilita que cuerpo y mente se relajen.

El masaje en pareja es un acto satisfactorio en sí mismo. Es importante tener en cuenta que, aunque se active la sensualidad o incluso la energía sexual, no tiene por qué acabar en coito, teniendo esto en cuenta podréis disfrutar de  una intimidad mucho más profunda y llegar a estados que el sexo en sí nunca os llevará.

Otro punto fundamental es la respiración. Si aprendes a ralentizar la respiración, puedes hacer que toda la energía sexual circule por tu cuerpo, más allá de los genitales.

Una respiración circular –sin espacio entre la exhalación y la inhalación– ayuda a que la pareja fluya en la misma sintonía. Además, aumenta considerablemente la sensibilidad sensorial y nos mantiene presentes durante el masaje.

Y el último factor a tener en cuenta es la reciprocidad. Hay personas que se sienten más seguras cuando dominan la situación y sólo quieren dar masajes, no recibirlos. Otras se acomodan en el rol de receptor y se escabullen a la hora de darle un masaje al otro. Para la estabilidad de la pareja, hay que pedir reciprocidad también en ese aspecto porque la comunicación íntima es enriquecedora sólo si es de doble sentido.

MASAJE SENSUAL EN 11 PASOS

Múltiples beneficios

Con este masaje conseguiréis elevar vuestra energía sexual, liberar tabúes, descongestionar la mente y conectaros uno al otro a un nivel profundo.

Prepararse antes

El que va a dar el masaje debe relajarse y conectar con su parte más amorosa. No necesita ser un experto en el tema, basta la buena voluntad y la atención. Realizad el masaje cuando tengáis tiempo para estar tranquilos. No ayuda estar pendiente del reloj. Preparad el ambiente: poned luz indirecta o velas, aromatizad la habitación, procurad que haya una buena temperatura, música sutil… Respirad los dos de forma continuada y suave por la boca, procurando que no haya pausa entre la inspiración y expiración; esto hará que se amplifiquen vuestros sentidos.

La duración mínima será de unos 40 minutos.

1 Presionar el sacro

 Tu pareja, que en este caso va a recibir el masaje, se tumba desnuda boca abajo sobre un colchón o manta. Tú te pones a su lado de rodillas. Es importante que encuentres una postura cómoda para no traspasarle tus molestias. Pon las manos una encima de la otra y sitúalas sobre su sacro (rabadilla). Inicia entonces un movimiento ascendente y descendente por esa zona. Las manos se deslizan unos veinte centímetros. La presión ha de ser suave pero profunda.

2 Masajear en círculos

Todavía con las manos una sobre la otra (para facilitar la presión), haz movimientos circulares por la zona del sacro. Aquí puedes utilizar también un poco de aceite.

 3 Dar golpes suaves

 Con las manos en forma de cazoleta, da golpes suaves pero con decisión por toda la zona del sacro, como si estuvieras tocando un instrumento de percusión. Es importante dejar las muñecas flojas para que el movimiento sea más ágil y flexible.

4 Trabajar la zona lumbar

 Sitúate detrás de tu pareja con las manos en sus lumbares y, cuando suelte el aire, presiona su zona lumbar. Deja que todo el peso se apoye en esa zona. Permanece atento a su respiración y, cuando vuelva a inhalar, afloja suavemente la presión.

5 También las nalgas

Vuelve a arrodillarte a su lado y empieza a amasar sus nalgas. Puedes imaginar que estas amasando pan lentamente, pero aplicando presión. En este punto puedes usar, si quieres, un poco de aceite.

6 Estira su espalda

Ponte detrás, de rodillas a lado y lado de sus muslos. Inclínate hacia delante y pon una mano en su hombro izquierdo y la otra en su lumbar derecha. Deja caer todo el peso de tu cuerpo mientras haces un estiramiento de su espalda en diagonal. Debes presionar cuando tu pareja exhala y aflojar cuando inhala. Luego haz el mismo ejercicio cambiando de hombro y lumbar.

7 Balancea su cuerpo

 Cógele los pies por los empeines y levántalos del suelo hasta que a tu pareja se le alza el cóccix del suelo. Luego, inicia un suave balanceo de derecha a izquierda.

 8 Acaricia la zona púbica

 Pídele que se ponga boca arriba, siéntate a su lado y deja que tu mano acaricie de forma circular la zona púbica, sin tocar los genitales. Deja que las sensaciones fluyan tanto si son de carácter erótico como de otro tipo.

Sigue respirando, y sin esperar que pase nada en concreto, solo abandónate a las sensaciones.

9 Abre y cierra las piernas

Dile a tu pareja que doble las piernas y ponga los pies juntos. Ponte ante ella con una mano en cada una de sus rodillas. Con mucha delicadeza y respeto, empiezas a abrirle y cerrarle las rodillas. Al principio, la abertura es pequeña, pero, a medida que avanza el masaje, vas abriendo más sus piernas. Nunca fuerces; tienes que estar muy atento para notar hasta dónde puedes llegar a abrir. Quizás tu pareja tenga resistencias, pues es una zona muy delicada e íntima. Respeta su ritmo durante todo el ejercicio.

10 Por ambas piernas

 Las piernas de tu pareja están estiradas y ligeramente entreabiertas. Inicia un movimiento ascendente y lento, desde el pie izquierdo hacia el pubis y, una vez allí, vuelves a bajar por la pierna derecha. Abre tu mano y mantenla bien abierta. Haz el masaje con la palma de la mano y de manera muy sutil. Repasa este círculo varias veces.

11 Sobre los genitales

 Pon tus dos manos en forma de “t” sobre sus genitales. Miraos a los ojos y respirad profundamente durante unos 3 minutos. Una vez más, déjate transportar por todas las sensaciones, sean cuales sean.

Neo-Sexo

Neo-Sexo

Serie de artículos escritos por Maite Domènech, inspirados en casos reales de personas  que han pasado por sus cursos y terapias durante su larga trayectoria profesional.
Estos artículos tienen el objetivo de aportar consciencia y recursos  prácticos al  día a día del lector, de una manera fresca y sencilla.

 

“Como romper la cadena hereditaria de incultura sexual que llevamos siglos eternizando,  y dar un salto consciente en la manera de entender y practicar el sexo”.

Nos encontramos en tiempos de cambios profundos, lo que nos ha servido hasta ahora para vivir, ya no nos satisface, esta sacudida social que estamos viviendo nos ha sacado del adormecimiento intenso en el que estábamos, nos ha hecho salir de la comodidad,de la rutina establecida,ha sacado lo que estaba enterrado a la superficie,y ahí abajo había mucha insatisfacción sexual y emocional.

En cuanto al sexo se refiere,emerge la frustración,el analfabetismo sexual,la incultura,el tabú y la vergüenza,aún existente.

Aparentemente parece que ha habido un cambio en la manera de afrontar el sexo respecto a cómo se comportaban nuestros padres o abuelos, porque ahora se habla mucho más de sexo,ahora se practica con más frecuencia y desde una edad mucho más temprana,y hay una cultura pornográfica extensa y asequible para todo el mundo y a todas horas.

Nos sentimos orgullosos del avance que hemos hecho, creemos que hemos superado y mejorado nuestra manera de relacionarnos con el sexo. Incluso en las escuelas se dan charlas sobre él.

Pero desde mi punto de vista ha sido más superficial que profundo, hemos cambiado un envoltorio, antes oscuro, pesado y amarillento, por uno liviano y de colores estridentes, hemos sustituido el maquillaje denso y con olor a naftalina por uno más suave y moderno, pero bajo esa nueva apariencia se mantienen los vicios de antaño: Un sexo inconsciente que busca la recompensa inmediata, un movimiento rápido y mecánico con un solo objetivo, un sexo de inspiración machista lleno de acción y poco sentir. Un sexo donde los  cuerpos se calientan por fricción y desde la agitación…

A mi consulta llegan muchas personas y parejas con el anhelo de descubrir otra manera de relacionarse sexualmente, sienten que tiene que haber algo más allá del sexo que conocen, pero del que nadie les ha hablado.

Si, en las escuelas ahora dan charlas sobre sexo, ¿pero que contienen esas charlas? ¿Dan información a los jovenes de cómo conectar su alma a otra persona a través del sexo?  ¿Enseñan cómo hacer el amor des de la calma y la relajación? ¿Ofrecen herramientas a los chavales para que su sexo sea placentero, respetuoso y consciente?

Sabemos la respuesta a todas estas preguntas…

Si no es a través de la educación, ¿cómo vamos a cortar esta herencia de desinformación, de incultura sexual, de analfabetismo sensual, que transmitimos de generación a generación?

A estas alturas de vida, seguimos sin saber relacionarnos sexualmente a un nivel profundo e íntimo, el sexo continúa siendo exclusivamente genital y de fricción.

En general, nadie nos enseña a hacer el amor, a jugar íntimamente con otro ser… Nadie te orienta a sentir lo que tu cuerpo necesita, a cultivar el arte de la lentitud, a acrecentar el placer, a expandir el amor…

Es el momento de responsabilizarnos de nuestra vida sexual, de descubrir que hay otra manera de hacer el amor mucho más gustosa, profunda y sagrada, es el momento de cambiar realmente nuestra historia sexual de raíz y liberar a nuestros hijos/as de una herencia caduca y nociva.

Es necesario un cambio de paradigma sexual.

A veces en mi consulta, cuando planteo esta idea se respira un cierto miedo. Un miedo bien entendible pues cuando sabes que hay algo que ya no quieres pero aún no tienes integrado en tu vida lo que quieres, hay un impas de incertidumbre.

Me explico; a veces vienen parejas a mi consulta que dicen estar cansadas de su relación sexual, pero cuando yo les propongo una nueva visión, se revuelven incomodos en su asiento, les invade el miedo que produce todo cambio, el tener que soltar lo conocido y adentrarse en lo desconocido, miedo a no saber, a tener que adaptarse a lo nuevo…

Pero poco a poco  van entendiendo que solo es cuestión de paciencia y tiempo, a medida que practican y van introduciendo pequeños cambios en su nueva vida sexual, a medida que experimentan los maravillosos resultados, se van relajando y disfrutando cada vea más de su trasformación sexual e íntima.

Lo importante es empezar despacio, son muchos años de malos hábitos, es importante ir despacio y con mucha tolerancia, comprensión y, sobre todo, sentido del humor.

Normalmente les propongo ir introduciendo elementos nuevos y sencillos en cada encuentro sexual.
Dejadme que os ponga algún ejemplo por si queréis empezar a aplicarlos en vuestra vida íntima.

Poned la lupa en vuestros sentidos

Empezad a jugar a estar atentos a lo que ocurre en vuestro cuerpo, dejad que los sentidos sean vuestros aliados. Escuchad, oled, degustad…sentid

Retozad juntos y ayudaros a acrecentar vuestras sensaciones. Cuando seáis capaces de mantener todos vuestros sentidos amplificados, vuestro cuerpo se transformará en una enorme fuente de placer.

Respirad

Una respiración fácil, relajada y sin pausa entre la inhalación y la exhalación  nos ayuda a potenciar las sensaciones.

La respiración es imprescindible para hacer que nuestra energía salga de los genitales y se eleve hacia el corazón. De esta manera trasformamos el acto sexual más primitivo en una experiencia sublime.

Aprended a respirar mejor y veréis como vuestra capacidad de placer se acrecienta de una manera extraordinaria.

La respiración también os ayudará a relajaros y hará  que vuestros cuerpos es ten suaves, y receptivos.

 

Cultivad el arte de la lentitud

Envolveros en un espacio de lentitud.
La lentitud te da tiempo para sentir, permite relajarte, abandonarte a la experiencia. Por el contrario la rapidez produce tensión y rigidez, cierra la garganta y por ende la respiración, produciendo un efecto de anestesia corporal.
A medida que  practiquéis la lentitud iréis ganando conciencia genital y sensibilidad en el cuerpo.
La lentitud os permitirá pasar de lo superficial a lo profundo y de lo mental a lo íntimo.

Recordad esta frase…La rapidez sale de la mente la lentitud del corazón.

 

Permitiros ir introduciendo en vuestras relaciones sexuales un poquito de esta nueva conciencia y, aparte de acrecentar y mejorar vuestra vida sexual considerablemente, estaréis cambiando y enriqueciendo, los cimientos sexuales de nuestra sociedad.

Responsabilizaros de vuestro placer y estaréis sanando la historia sexual de las nuevas generaciones.

 

 

 

El encuentro íntimo

El encuentro íntimo

Serie de artículos escritos por Maite Domènech, inspirados en casos reales de personas  que han pasado por sus cursos y terapias durante su larga trayectoria profesional.
Estos artículos tienen el objetivo de aportar consciencia y recursos  prácticos al  día a día del lector, de una manera fresca y sencilla.

 

Hoy he tenido una sesión con una pareja que me ha hecho reflexionar sobre lo poco conscientes que somos los seres humanos de que la vida es, justamente, esto que nos está ocurriendo ahora, que el único espacio en el que nos podemos amar, es este, en el aquí…

Ana y Juan son una preciosa  pareja madura que, según me cuentan, se  adoran, pero no saben encontrarse, no saben conectarse ni ir hacia la intimidad.

Me explican que ambos sienten un  anhelo profundo el uno del otro, sienten la necesidad de acariciar sus almas pero no encuentran el camino para ir hacia ellas, me dicen apenados que se pierden  en la superficie, en la logística diaria.

Cuando les pregunto cómo es su día a día, me responden que llevan 3 años haciendo crecer un negocio, y que toda su energía esta puesta en el proyecto, que ahora es el momento de apostar por ello, y que saben que en un par de años ya podrán relajarse.

Esto en la práctica significa que tienen horarios cruzados, que llegan a casa muy cansados, que su mente está constantemente ocupada y preocupada por sacar el negocio adelante, y proyectada en lo felices que serán cuando puedan descansar y abrazarse sin mirar el reloj.

Su historia me hace reflexionar…

Una gran mayoría de parejas viven así, instaladas en el futuro, supeditadas a su mente, delegando la intimidad al final de la lista…

Y luego vienen pidiendo un milagro… se quejan pero no priorizan, se lamentan pero no sueltan…

Para que una pareja pueda sentirse el uno al otro, intimar profundamente y calmar sus almas, deben aprender a crear espacios donde  vivir en el ahora, en este instante…Deben aprender a delegar a un segundo plano todo aquello que les aparte de la unión sagrada.

Lo primero  a lo que invito a Juan y a Ana, es a coger sus agendas y concertar una cita semanal con ellos mismos. Les recomiendo, como mínimo, un par de horas de encuentro.

Me miran como si estuviera loca, y al unísono empiezan hablar rápidamente lanzando exclamaciones como… imposible, no tenemos tiempo, los niños, los horarios caóticos, el cansancio…

Les dejo hablar…

Poco a poco se van calmando, poco a poco ellos mismos se dan cuenta de la locura en la que viven…

Y les pregunto… ¿de verdad queréis ahondar en vuestra relación, sinceramente queréis fortalecer vuestra unión?

Porque si realmente lo deseáis profundamente tendréis que empezar a tomar decisiones.

Y la primera es honrar vuestra relación y dedicarle tiempo. Ponerle consciencia. Vuestros corazones necesitan calma, necesitan unión y quietud, y  para que eso se pueda manifestarse hace falta tiempo y compromiso.

Ana y Juan se miran, sonríen y dicen que buscaran ese tiempo y que seguro que lo podrán arreglar quitando tiempo de TV por la noche,  dejando a los niños a los abuelos o incluso tirando de amigos.…

Lo más importante ya está hecho, ya tienen su cita semanal, ya tienen un espacio de encuentro en el ahora y es desde ahí que  podrán empezar a construir su relación sagrada y a calmar la sed de sus corazones.

Les doy alguna idea para empezar con sus citas semanales, como por ejemplo que las dediquen a darse algún masaje sensitivo, a hacer algún ejercicio de respiración, les comento que esto les ayudara a desconectarse de la mente y les unirá a un nivel más profundo e íntimo, también les indico, que pueden preparar una deliciosa bañera y que el uno bañe al otro en silencio, cuanto menos hablen más sentirán.

Hay muchas maneras de poder conectar con nuestra pareja, pero lo principal, lo esencial es que decidamos que Ahora es el mejor momento.

Recordémonos que la vida está ocurriendo aquí, está claro que hay cosas importantes que solucionar en nuestras vidas, pero no hay NADA tan  importante como escuchar  y ser fiel a lo que está reclamando nuestro cuerpo y nuestra esencia. Si esto está en paz el resto está en orden.