Sexualidad consciente en las escuelas
Sexualidad Consciente en las escuelas
¿Te sientes preparado para dar a los alumnos una educación sexual sana? ¿Tienes recursos para hacerlo? ¿Tu vida sexual es placentera, espontánea e integradora? ¿Te es fácil hablar de sexo abiertamente y de una manera natural?
Si la Respuesta es NO, quizás te interesará seguir leyendo.
Nuestra educación sexual y emocional, ha estado rodeada de tabúes, vergüenza, desinformación… Sus fundamentos han estado construidos a través de la represión, la castración, desde un punto de vista unilateral masculino pasando de pares a hijos durante siglos.
Con los años se ha Ido perdiendo el miedo a hablar de nuestro cuerpo, y de nuestras necesidades físicas, hemos roto muchos tabúes, se ha Ido desmitificando el tema, pero la esencia, continúa siendo la misma, y aún nos queda mucho camino para aprender a tener una conciencia sexual más sana. Sobre todo, es a través de la educación que se pueden hacer todos estos cambios y romper con la herencia generacional.
Este es un momento clave para incidir en la educación, ya que el nivel de machismo, de cosificación, de violencia y falta de respeto en las aulas ha aumentado en los Últimos tiempos. Los medios de comunicación, programas TV, internet, juegos, publicidad… han favorecido mucho que se ha llegado a esta situación.
La escuela tiene la posibilidad y la responsabilidad de intervenir reforzando a los valores, dando las informaciones pertinentes, y promoviendo hábitos saludables que ayuden a modificar estas conductas.
Ahora bien, ¿quién forma la escuela? ¿Quién tiene esta responsabilidad?
Está claro que es el profesorado quien tiene esta labor, y yo me pregunto… ¿Qué información transmitirán estos docentes a los alumnos, que feedbacks aportaran y desde dónde? Si no hacen un cambio en su propio histórico sexual.
Es el momento de encargarnos de nuestra propia sexualidad, de ver que queremos y que no queremos, de hacer un reset, reflexionar, evolucionar, y romper esta cadena hereditaria.
Observemos si estamos transmitiendo valores antiguos, muchas veces inconscientes, que tenemos impregnados o si lo que comunicamos es debido a una reflexión madurada y actualizada.
Es importante que el adulto tenga su mensaje limpio, claro y experimentado, para que no sea un eslabón más de la cadena hereditaria.
Si nosotros empezamos a mirarnos y ser honestos podremos empezar a serlo con los jóvenes que están en el nuestro cargo.
Nos quejamos de que los jóvenes tienen comportamiento sexistas, agresivos, que no tienen conciencia sexual. Y yo me pregunto… ¿alguien se ha dedicado a formarlos para que esto no sea así? ¿Alguien ha creado un programa educativo donde se enseñe como tener relaciones sexuales desde otro lugar que no sea siguiendo los modelos que hay ahora en nuestra sociedad, que enseñe a relacionarnos con el otro, a que nos enseñe a sentir, a gestionar nuestra energía sexual, a descubrir nuestro cuerpo?
¿Cómo queremos que los jóvenes cambien si reciben la misma información una y otra vez?
“Misma información mismo resultado”
Cuando los adultos empecemos a responsabilizarnos de nuestra propia sexualidad, los jóvenes comenzarán a cambiar.
Creo que sería muy interesante crear un programa educativo para docentes, donde puedan reflexionar, descubrir, encontrar herramientas e información válida para que este proceso de curación sexual / social arranque.
Imagínate cómo hubiera sido tu vida sexual, si hubieras podido hablarlo naturalmente desde pequeño. Si hubieras tenido la oportunidad de acceder a información sana y constructiva sobre el tema. Si te hubieran enseñado a conocer tu cuerpo, a saber cómo funciona tu energía sexual y respetarla.
Imagínate la vida sexual que tendrías ahora si los adultos de tu alrededor te hubieran enseñado a sentir más, a relacionarte sexualmente con otra persona de manera íntima y desde una práctica llena de conciencia y amor.
¿Qué, nos ponemos a ello?
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Para empezar, te invito a hacer un pequeño y sencillo ejercicio de auto exploración.
Siéntate ante una hoja en blanco. En el encabezamiento escribes…
_ Para mí (tu nombre),… mi vida sexual…
Y deja que la escritura salga sola sin pensar, mira que no entre la mente, no filtres, deja que salga todo lo que hay dentro de tu inconsciente sin juzgarlo.
No pares de escribir hasta que sientas que no queda nada que decir.
Después vuélvelo a leer como si fuera el escrito de otro.
De esta manera podrás empezar a ver los mensajes, muchas veces ocultos, que viven dentro de la mente.